Equilibrio es caerte al tropezar y ponerte de pie sin dudarlo, confiar sin mirar al precipicio de la incertidumbre, dar sin pensar en ser correspondido, comprender sin entender, intentar reírte estando triste, aguantar las tormentas esperando que salga el Sol, respetar la diferencia, mantener la ilusión cuando te decepcionan, ir despacio cuando tienes prisa, convencer ante la imposición, intentar sospechando que no lo vas a conseguir, pensar que, mojándote, te calas, pero también te refrescas. Es querer sin presionar. Es convencerte de que lo malo, a veces, te hace encontrar bondad. Es nadar entre la duda y la certeza sin ahogarte.
Equilibrio es intentar mantenerlo sin ser equilibrista. Eso sí que es equilibrio.