Mi marido ya no me folla, ya sé que es una frase malsonante, y en boca de una mujer quizás suena aún más chabacana la palabra “folla”; -la sociedad tan machista nos encorseta hasta en la forma de expresarnos y se ve feo y sucio en labios de una mujer lo que en el hombre se atribuye como directo o sin matices o sin pelos en la lengua-, pero es lo que mejor describe mis deseos, mis necesidades; -sí coño, mis necesidades, una tiene necesidades-. Podría haber dicho que ya no me hace el amor, pero follar describe mejor lo que anhelo. El amor me lo hace de otras maneras, en el día a día, compartiendo y dándome todo el cariño, comprensión y apoyo que siempre me ha dado, y últimamente la parte más afectiva se está quedando sólo en eso, en cariño. Pero yo no quiero solo eso, yo…
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